Aún queda en mi memoria la mañana fría,
del veinte de Septiembre en que te marchaste,
se quedaba conmigo el agua que caía,
un perro, un disco y fotos, que aquí te olvidaste.
Y un libro de poemas que quizás, algún día,
me atreva a releerlo, para recordarte
diciéndome a los ojos, que lo que escribías
te haría estar aquí, estando en otra parte.
Hoy me encuentro repleto de melancolía,
de Otoño y de tu ausencia, pienso.....¡ya es bastante!
Me enfrento a la rutina que día tras día,
acompaña mis horas desde el levantarme.
Y ordenándolo todo, como tú lo hacías,
me olvido que no estás, al menos un instante
y entono las canciones que tú conocías
y que en mil ocasiones, tú desafinaste.
Pero puede ser, que puede ser y puede,
pero puede ser, que puede, que puede ser....
que sentirte en mi piel, no esté lejano.
Pero puede ser, que puede ser y puede,
pero puede ser, que puede, que puede ser....
que el tiempo nos regale otro verano.
Por eso que esta casa, que ahora está vacía
y que con tú presencia, solo, la llenaste,
ha vuelto a revestir mis noches de apatía
y de hacer crucigramas, que tú no acabaste.
Y es por lo que esta carta te parece fría,
el Otoño es así y tú no estás delante.
No olvides de mandarme una fotografía.
Aquí te va mi amor, ya sé que no es bastante... |