Siete

Siete, son siete.
Siete hambres que alimentan
la esperanza de mi pueblo.

Siete, tenían que ser siete.
Como esos siete puños
que del Atlántico emergen.

Predestinado número siete,
en pleno 77,
en el país de los sietes,
son siete los que levantan,
la bandera de su hambre,
para poder defender
a los setenta veces siete
que en silencio la padecen. 

 

Siete, siete,
como las estrellas verdes
que sobre el azul inerte
de una bandera prohibida,
se hacen querer por su gente.

Siete.
Tenga cuidado la muerte.
Que desde un “seco barranco”,
siete hambres han golpeado
a todo un pueblo, en el vientre.